domingo, 31 de agosto de 2008

Jeanne Hébuterne y Modigliani

Este es uno de los muchos retratos que Modigliani hizo de su mujer, Jeanne Hébuterne.
En la entrada de mi casa había hasta hace poco y desde que mi memoria alcanza, una lámina que lo reproducía. Ahora, gracias a las reformas de la casa, va a pasar a mi habitación, porque es un cuadro que siempre me llamó la atención y que de pequeña relacionaba con mi madre (probablemente por la ternura del gesto).
Hace pocos días estuve buscando por la red algo de información sobre él, ya que no sabía ni el título, ni estaba segura del autor. Así me enteré de que Modigliani murió de meningitis a los 36 años el 24 de enero de 1920. Jeanne se suicidó al día siguiente tirándose por la ventana de un quinto piso (el apartamento de sus padres).

lunes, 25 de agosto de 2008

Tenía pendiente escribir sobre varias cosas. Así que pensaba que lo próximo que escribiría aquí iba a ser una declaración de que me importa un bledo la selección de fútbol española, extendiéndome al comentar el agobio sufrido cuando en todas partes se hablaba de ello (incluidos cumpleaños de amigas, blogs apreciados...) y el impacto de ver a mi madre con banderitas de España pintadas en la cara.
También me había planteado escribir algo agradeciendo los comentarios que me dejáis, porque suelo ser más sosa que otro poco y no contestar a no ser que se me pregunte directamente... Hay un montón de pelis que fui a ver y de las cuales en algún momento pensé en poner mi opinión para seguir quebrantando mi declaración de intenciones...

Pero desgraciadamente ahora sólo pienso en una persona que fue y que ahora sólo es a través de recuerdos y el único homenaje que se me ocurre que le pueda hacer en este medio (aun a riesgo de acabar convirtiéndolo en un blog de poesía) es este:

Lo fatal

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,

y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Ruben Darío