sábado, 30 de mayo de 2009

Sin duda, el frío invierno terminará por irse... Tarde o temprano.
Entonces, la hierba asomará fresca y fuerte porque la nieve la habrá protegido y regado debidamente. Poco a poco, el río cobrará vida y las flores nacerán un año más. El sol brillará en el cielo y los pájaros cantarán alegres el comienzo de la primavera.
Es, en ese momento, cuando los que hibernamos para evitar que el frío hiele nuestro corazón y para que nuestro cuerpo no note la falta de alimentos, despertaremos. Tendremos mucha hambre y mucha sed, que deberemos aplacar en esta nueva época... Y aunque sabemos (de sobra lo sabemos) que el frío sigue ahí, esperando a la vuelta de la esquina para atacar de nuevo, viviremos; viviremos, sobre todo y a pesar de todo, porque es lo único que sabemos hacer.